Nuestro nombre recuerda un pasado colonial asociado a la extracción de riquezas (del latín argentum: plata), en cuyo territorio se asentaban numerosos pueblos originarios de formas de organización política y prácticas de subsistencia diversas.
Desde mediados del siglo XIX somos una nación soberana y plural, de puertas abiertas, que ha sabido acoger -y acoge todavía- importantes contingentes migratorios.